Dios le hablo a la súper sierva
(Una ficción basada en historias reales)
Cierta vez una hermana en Cristo muy aplicada y disciplinada (la súper sierva) estaba en una fila esperando para entrar al culto de la iglesia, bien parada, seria y prolija, cuando de repente aparece una madre con un hijo de la mano y otro en un cochecito de bebes para hacer la fila y al hijo mas grande se le cae algo en la calle y ella apresurada se acomoda como puede, última en la fila con el cochecito. Y la aplicada hermana observaba toda la situación detenidamente y les habla firmemente ¡hermana, no se da cuenta que estorba a las personas que caminan por la vereda!, por favor acomódese bien porque no es testimonio para los vecinos.
En otra ocasión, la súper sierva, observa como un adolescente deja tirado un papel en la iglesia y ella enardecida de celo por Dios lo reprende poniéndole de nuevo el papel en el bolsillo.
Ella era muy atenta y puntual, quería servir a Dios y agradarlo de todo corazón y oraba así “Señor te amo, y necesito conocerte y quiero hacer tu voluntad, no me importa otra cosa”.
Ella ayudaba en todas las actividades que podía, también estaba esperando conocer al varón que Dios tenia preparado para ella, que sabía tenia que ser un consagrado hombre de Dios.
Grande fue su sorpresa cuando una hermana llego tarde a una de sus reuniones de oración, mirándola sorprendida le dijo: ¿hermana, como puede llegar 20 minutos tarde? Esto tiene que hacerlo como para el Señor, - agrego -, en el mundo puede que éramos irresponsables, pero tiene que renunciar a ese pecado, a lo que la hermana no le pudo ni responder tratando de explicarle que le habían pedido en el trabajo que se quedara un poco más de tiempo. Y la súper sierva mirándola a los ojos le responde... “desde que existen las excusas todos quedamos bien”.
Por último en el culto dominical de esa semana, a unas bancas de distancia de ella estaba un padre con su hijo en brazos tratando de orar, pero el niño comenzó a cansarse y sollozar; y la aplicada hermana en su pensamiento no podía concebir como el padre no se retiraba para no estorbar en el culto con el niño. Trato de contenerse pero finalmente lo miro a los ojos diciéndole: “Por Favor hermano, estamos adorando a Dios”.
Oro también antes de irse a dormir su oración: “Señor te amo, y necesito conocerte y quiero hacer tu voluntad, no me importa otra cosa”.
Esa noche tubo una increíble visión de Dios en sueños, estando estupefacta por la visión se encontraba postrada cuando escucho la voz del Señor que le dijo: ¡Hija! , a lo que ella respetuosamente le respondió “Heme aquí Señor, habla que tu sierva oye” escúchame atentamente que te voy a dejar un mensaje, si Señor, heme aquí – dijo ella expectante – a lo que Dios le dijo: “Mateo 9:13”, (ella no podía recordar ese versículo y quedo callada) y Dios la habló de nuevo diciendo: “1 Pedro 4:8” (comenzó a sentirse avergonzada de tampoco recordar este versículo a pesar de que leía siempre de Biblia) finalmente Dios le dijo, “Colosenses 3:14” y ella despertó sorprendida y fue a buscar su biblia y leyó atentamente los versículos y llegó a Mateo 9:13 que decía: ”Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio”. Analizaba el versículo pero todavía no comprendía cual era el motivo del mensaje, entonces buscó 1 pedro 4:8 y leyó: ó:
“Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”. Ya en este texto encontró una relación con el primero y comenzó a darse cuenta a que se refería el Señor, hasta que leyó el último versículo: Colosenses 3:14
”Y sobre todas estas cosas vestios de amor, que es el vínculo perfecto.” Y ahí fue cuando pudo comprender claramente el mensaje del Señor y quedo conmovida y arrepentida de muchas de sus actitudes.
Dios siempre les habla a quienes desean buscarlo sinceramente y de todo corazón. Y aunque hagamos muchas cosas y con mucho celo para el Señor, (incluso exhortar), debemos hacerlo con el más importante fundamento, la comprensión, la misericordia y el amor.
Juan 15:12
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
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